White Lab
DIBUJAR UN PAISAJE
Artistas: Helena Ferreira (por), Diego Lara (esp), Isabel Natalia Llaguno Albán (ecu), Fran Pérez Rus (esp) y Lorena Ruiz Pellicero (esp)
Performance: Adrián M. Abellán (esp)
La mirada es siempre de lo otro, implica una distancia. Sí, en la mirada media un espacio, media un espacio que media, que arbitra, que separa y une en una transacción tan dinámica como un big bang celeste. La mirada implica que hay que ponerse de acuerdo: con eso otro, con uno mismo, y con lo que ambas cosas forman al coincidir y componerse. Esta operación no siempre está exenta de tropiezos, patilarga o paticorta siempre hay algo de torpeza en la mirada mientras decide. Dibujar el paisaje, transitarlo en una marcha u observarlo, viene a ser lo mismo, implica lanzar líneas hacia esa exploración, enviar la mirada a crear sus propios trazos. Como recolectores de paisajes, señalamos, elegimos, fragmentamos, evitamos, cercamos, dilatamos, separamos, unimos, ignoramos, añoramos, preferimos, y echamos todo ese manojo de líneas a nuestra cesta que, ahora caemos en la cuenta, ya estaba llena de esas mismas cosas. Mirar implica editar la inmensidad a escala de lo que a uno buenamente llega. Nuestro propio marco es por tanto nuestra plantilla en ese recorrido: recogemos las piezas que encontramos de nosotros mismos fuera y que de esa forma, de repente logramos ver. Como Gastón Bachelard vino a decir acuñando la expresión «la inmensidad íntima», «la inmensidad está en nosotros antes de desplegarse a través del espectáculo del mundo». Dibujamos el paisaje y en esa afirmación de nuestro espacio afectivo, mira por donde, el paisaje nos devuelve un retrato. Los artistas de esta muestra, nos hacen llegar fragmentos de paisajes en los que han tenido a bien reconocerse, en un ejercicio de reflexión acerca de ellos mismos como individuos y como parte de una sociedad que en muchas ocasiones aniquila lo otro sin ser del todo consciente de que la frontera entre ambas posiciones es, móvil, difusa, si no simple y llanamente inexistente. La mirada es siempre de lo otro y es siempre también de lo propio. Giremos la vista alrededor ¿qué vemos?
Texto: Begoña Moreno-Luque