> Juan Carlos Bracho Jiménez (esp)
Imitación a la vida
20:46
2017
Por cortesía de la Galería Ángeles Baños.
Un espejo, dice la enciclopedia, es “Una superficie brillante en la que se reflejan las imágenes”. Un lugar sin espacio por excelencia, ni densidad, donde sin embargo tiene cabida todo, hasta lo infinito; umbral entre lo real, lo imaginario y lo simbólico que recoge y condensa todo lo que le rodea. Y, ¿Qué es una imagen?: “1. apariencia visible de una persona o cosa por efecto de ciertos fenómenos de óptica // 2. Reproducción de la figura de un objeto sobre un espejo, pantalla, etc…” Una imagen es siempre un reflejo, un pozo sin fondo, algo intangible incierto e indefinido cuyo significado no se limita a lo que vemos, lo que reconocemos, sino que va unido a toda una batería de recuerdos y visiones mentales latentes en nuestro pensamiento.
La pantalla como superficie residual, y como referente de nuestro imaginario visual, ha sido un tema recurrente en los trabajos de Juan Carlos Bracho, al igual que el paisaje como espejo de nosotros mismos, nuestra más insondable consciencia. Pero, ¿Somos realmente críticos y conscientes de la realidad que nos rodea y se nos muestra, o simplemente permanecemos hipnotizados ante esos reflejos, ante esas imágenes que consumimos compulsivamente y alrededor de las cuales navegan nuestros pensamientos?.
A lo largo de su trayectoria Bracho ha reflexionado sobre el tema del paisaje desde la abstracción, la fantasía, el sueño o la mirada del otro, y por primera el protagonista de la videoperformance “Imitación a la vida” es un paisaje real; el jardín como expresión de un entorno domesticado, codificado e intelectualizado.
En este nuevo trabajo, fiel a su manera, Bracho, pacientemente y con una actitud distanciada y desprovista de esa carga aurática atribuida tradicionalmente a la figura del artista, ejecuta una acción registrada a tiempo real y editada en un solo plano secuencia: el borrado del alumbre de un espejo de gran formato que ocupa la totalidad de la escena. El disolvente químico utilizado por el artista -aplicado con una minervilla que al pulverizar el líquido funde y disuelve la imagen- convierte ese espejo en un simple cristal, revelandonos lo oculto a primera vista; una imagen que no es más que la continuación de la estampa que vemos desvanecerse en un primer momento. Un juego de reflejos en el que nuestra mirada, fija sobre la pantalla, experimenta una vez concluida la acción un giro de 360º.
El resultado final de este superplano secuencia es una narración sin climax en la que el peso del relato y la acción se diluyen atorgando a la imagen una dimensión plástica total. Esta suspensión de la historia permite al espectador recrearse en el proceso creativo de consolidación y recepción de unas imágenes que lentamente se transforman ante sus ojos.
“Imitación a la vida” es, en definitiva, una propuesta que profundizan sobre el sentido más íntimo de la idea de paisaje -un elemento sinérgico en continuo cambio y metamorfosis- y sobre el espejo como superficie que refleja lo que no le pertenece. Una reflexión sobre lo que percibimos, sobre la pantalla y las imágenes que estas emiten sin cesar, cada vez más etéreas, intangibles y carentes de sentido.
La Línea, Cádiz, en 1970. Licenciado en BBAA por la Universidad de Cuenca. Actualmente vive en Madrid.