EXPLORAR EL CUERPO
Mi cuerpo no existe. Y el tuyo tampoco. El cuerpo, los cuerpos, los diálogos y las danzas que se dan entre elementos que no son un todo juegan en una inestabilidad tácita. No olvide que hemos primado la cabeza, la razón, la mente. Tenga en cuenta que todas hemos sido educadas en un sistema donde ser buenas alumnas consistía en estar sentadas -más de seis horas- mirando al encerado y aprender todos los contenidos que el docente de turno nos transmitía: sumas y restas, la reproducción de ciertos animales, los avatares de civilizaciones lejanas (en tiempo y espacio) o los mil ríos y sus montañas de territorios que no explorábamos.
El cuerpo, su propio ruido, su ritmo, sus emociones, su olor, su tensión, su electricidad: no son contempladas. Le puedo preguntar dónde puede localizar la alegría en su cuerpo, o si aprecia diferentes temperaturas entre su corazón o los riñones; o si toda su piel tiene la misma sensibilidad. Las respuestas serán a medias, intuidas en el quizá y lo correcto. Pens-emos en cómo debería ser. La escucha del cuerpo es un lenguaje foráneo en la población general y el arte, en concreto esta muestra, da pistas que empoderan desde las periferias y aprehenden que otras sensibilidades son posibles.
Explorar el cuerpo junto a Isabel León. Siéntese. Dedique unos minutos. Visualiza los veintitrés fragmentos donde ella, protagonista única, juega, explora, cambia e intercambia un diálogo mudo con objetos que ponen en cuestión el cuerpo. Pequeñas propuesta donde los elementos alteran la disposición natural de cuerpo, rozando lo insólito y provocando diversas emociones, que ella experimenta y, ante las que usted, no quedará impasible. El dedicado a la menopausia, tras cubrir su cabeza con bolsas de plástico, aquellas que usamos para seleccionar las frutas y verduras de nuestro supermercado de confianza, genera una profilaxis que no permite respirar. Desesperada la rompe. Apreciamos la respiración agitada, el sofoco y el calor. El cuerpo explorado, transitado, movido de lo impasible, poor ejemplo.
Continuemos con The Welcome Rain Falling from the Sky. Observamos a Kuang-Yu Tsui frente a la cámara. Y de repente, el primer movimiento, es un desplazamiento a un extremo del plano. Objetos que caen. Alterna un lado con otro. El riesgo. El cuerpo alerta y coordinado. También la trampa de lo estudiado que cae desde arriba. ¿Controlaba de alguna manera un posible accidente aunque diese indicaciones precisas a sus colabores de cuándo arrojar –o qué lanzar- sobre su cuerpo? Un cuerpo sano atravesado con la incertidumbre de lesionarse. Cuerpo que salta, se mueve, deja atrás un posible golpe para otras posibilidades…
El cuerpo ejercitado con aquellas máquinas que tonifican o nos ponen en marcha a ese ideal normativo de los cuerpos válidos y los que no valen. Diferentes cuerpos y la búsqueda de encajar en un canon. Él, el artista Jan Hakon Erichsen, toma objetos que se encuentra, realiza máquinas que nos recuerdan a la maquinaria de un gimnasio de un barrio cualquiera. O artefactos de tortura de épocas pretéritas. El cuerpo ejercitado y puesto en marcha. El cuerpo que se modela y se explora. Cuerpo en acción. ¿Qué gimnasia sería la apropiada?, ¿todos los movimientos son válidos para tantos cuerpos que existen, diferentes, únicos, exclusivos?
El cuerpo congelado. El mar bravo, las olas, las posibilidades que no se controlan. Chen Wan-Jen congela al bañista y pasan cosas. El cuerpo inmóvil y todo en movimiento. El cuerpo que no se mueve y esperas que acontezca algo, aunque sea un ligero guiño de expresión. Y no ocurre. Explorar un cuerpo en el no movimiento, metáfora –y realidad- de los cambios que se operan en los cuerpos. Agua, agitación. Movimiento. No-movimiento.
Y, la última pieza, un película de Jeff Zorrilla. El cuerpo explorado con imágenes, a medio camino del cine, de la fotografía, de fotogramas acelerados que no son nada y lo son todo. Cuerpos que se mueven, historias pasadas, escenas lejanas; otras más en relación con el que observa. El cuerpo se mueve, explora y está. Sucesión de cuerpos que tienen una historia, un aprendizaje, un estar lejano a la palabra y lo articulado. A veces el cuerpo se expresa sin que la razón esté presente. Cuerpos en diálogo, sucesiones de escenas y de estampas que nos hablan de comunicación más allá de la palabra y los cuerpos en la comunicación no acostumbrada. En búsqueda de una trama sin argumentos de cuerpos encadenados. O no.
Texto: Manu Palomo