
> BAHAR NOORIZADEH (ira)
Ultima Ratio Δ Mountain of the Sun
13:00
2017
Cinema devolved into the slow-motion industry: spectacles repeat. Ultima Ratio speeds up by slowing down the image-fix. Traversing the crime-enriched Bekaa valley, the camera uncovers the age-old industries of hashish, models for altering what we see. So too, the camera follows futures, a flash-forwarded optic that seeks to perceive what can be seen anew, cut, particled into vivid fields of matter. “In hashish there is no likeness,” only zero-sites for vision-production then, now as visual senses submitted to the rule of reason. The new reason, as this cinematic skin sees it, is not dead old technology, power and blood, not accelerated nothingness, hype and retro-fascism, but technology, each and every instance, as a talking with the dead–emotions, optics, hashish, radio transmitters, melo-dramas, fiber optic telecommunications, ideologies–and now, hashish as primitive technology, the Now as a science-fiction beyond the double binds, the bad infinities of u-/dys-topia. Instead, a tension-less state, a lack of anxiety over demarcating sapience from sentience, automation from human, intelligence farms from organic machines. They–these name voyagers of the ultimate reason–have no story, it has already happened, spirit became mainframe. Bodies metamorph into databanks. A cinema mixing 3-D objects and documentary footage views this state ahead of the state Δ the future returning as past–Mountain of the Sun.
El cine se convirtió en la industria de la cámara lenta: los espectáculos se repiten. Ultima Ratio se acelera al ralentizar la corrección de imagen. Al atravesar el valle de Bekaa enriquecido con el crimen, la cámara descubre las antiguas industrias del hachís, modelos para alterar lo que vemos. Así también, la cámara sigue futuros, una óptica con flash que busca percibir lo que se puede ver de nuevo, cortar, particular en campos de materia vívidos. «En el hachís no hay semejanza», solo cero sitios para la producción de visión entonces, ahora como sentidos visuales sometidos a la regla de la razón. La nueva razón, tal como lo ve esta piel cinemática, no es la tecnología, el poder y la sangre de la vieja muerte, no la nada acelerada, el bombo y el retro-fascismo, sino la tecnología, en todos y cada uno de los casos, como una conversación con los muertos: emociones, óptica, hachís, transmisores de radio, melodramas, telecomunicaciones de fibra óptica, ideologías, y ahora, hachís como tecnología primitiva, el Ahora como ciencia ficción más allá de los dobles enlaces, los infinitos malos de u- / dys-topia. En cambio, un estado sin tensión, una falta de ansiedad por demarcar la sapiencia de la sensibilidad, la automatización de los humanos, las granjas de inteligencia de las máquinas orgánicas. Ellos, estos viajeros de nombre de la razón última, no tienen historia, ya ha sucedido, el espíritu se convirtió en mainframe. Los cuerpos se transforman en bancos de datos. Un cine que mezcla objetos tridimensionales y filmaciones documentales ve este estado por delante del estado Δ el futuro regresando como pasado: la Montaña del Sol.