LUKAS MARXT Nella Fantasia

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> Lukas Marxt (aus)

Nella Fantasia
55:00
2013

The film begins with an image of impenetrable light gray: fog that doesn’t clear. Or possibly the surface of water? This is accompanied by a synthesizer, which establishes a few points of reference that relate to narrative fiction film: Spielberg’s Close Encounters of the Third Kind or, though faintly, Coppolas Apocalypse Now. The impenetrability underlines the two-dimensionality of the images that develop from the interplay between a panoramic view and almost claustrophobic constriction. The vanishing point has shifted so far that all sense of perspective is literally absent. The most spectacular example of this is in a shot of gleaming, gray and copper-colored metal rods extending from or into the water, waves and foam raging around them. A machine-like gaze — Vertov’s camera eye — creates an image like this, enables this kind of perception. It creates a world that’s fragmentary, that repeats itself, in which things seem to be strangely animated. Everything vibrates, makes sounds, and comes alive, spawning a presence which the isolated men witnessing this can join seamlessly. In retrospect, after a few shots which were for the most part taken with a static camera, the location of the “events” is revealed: an oil platform off the coast of Norway.

But what’s really happening? The roar of the ocean, storms and alternating day and night; light and dark, and time that must be organized and spent in order to make the solitude more bearable. The music’s kitsch and pathos enters into all that, along with a song that’s sung passionately near the film’s end: “Nella fantasia io vedo un mondo chiaro, lí anche la notte è meno oscura.” This reveals the absurdity of this venture, not only on a metaphorical level, but also in light of the forces of nature at play. Just as importantly, the combination of narrative tropes and genres becomes manifest, and it is still able to make cinema a grand fantasy and wish machine.

(Claudia Slanar)

La película comienza con una imagen de impenetrable gris claro: niebla que no se aclara. ¿O posiblemente la superficie del agua? Se acompaña de un sintetizador, que establece unos puntos de referencia relacionados con el cine de ficción narrativa Spielberg’s Close Encounters of the Third Kind (Encuentros de la tercera fase) o, aunque débilmente, Coppola’s Apocalypse Now (Apocalipsis ahora) . La impenetrabilidad subraya la bidimensionalidad de las imágenes que se desarrollan a partir de la interacción entre una vista panorámica y una constricción casi claustrofóbica. El punto de fuga ha cambiado tanto que todo sentido de perspectiva está literalmente ausente. El ejemplo más espectacular de esto es una toma de relucientes varillas de metal de color gris y cobre que se extienden desde o hacia el agua, olas y espuma rugiendo a su alrededor. Una mirada como una máquina — el ojo de cámara de Vertov, —  crea una imagen como esta, permite este tipo de percepción. Crea un mundo fragmentario, que se repite, en el que las cosas parecen estar extrañamente animadas. Todo vibra, emite sonidos y cobra vida, generando una presencia a la que los hombres aislados que lo presencian pueden unirse sin problemas. En retrospectiva, después de algunas tomas que fueron tomadas en su mayor parte con una cámara estática, se revela la ubicación de los «eventos»: una plataforma petrolera frente a la costa de Noruega.

Pero ¿qué está pasando realmente? El rugido del océano, tormentas y alternancia de día y noche; luz y oscuridad, y tiempo que debe estar organizado y gastado de manera que la soledad se haga más llevadera. La curserías musicales y el patetismo de la música entra en todo eso, junto con una canción que se canta con pasión cerca del final de la película: «Nella fantasia io vedo un mondo chiaro, lí anche la notte è meno oscura». Esto revela lo absurdo de esta aventura, no solo a nivel metafórico, sino también a la luz de las fuerzas de la naturaleza en juego. Igual de importante, la combinación de tropos y géneros narrativos que pasan a ser manifestados, y el cine todavía puede crear una gran máquina de deseos y fantasía.

 

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