La práctica de Pei-Hsuan Wang extrae las viscerales profundidades de la subjetividad y la vulnerabilidad contemporáneas. Particularmente interesante es el devenir de la personalidad individual en relación con lo colectivo y la narrativa mayor. Su crianza navegando entre Oriente y Occidente ha creado un trasfondo inquietante en su trabajo que niega y afirma la categorización cultural y geográfica. Partiendo de la memoria, la nostalgia familiar, las fantasías, la retórica actual y la utilización de una variedad de medios, Wang combina procesos escultóricos con intervención espacial para incitar el significado de objetos y espacios comunes, creando escenarios poéticos que dan forma a la experiencia interior. Iris, la sobrina de la artista, de 11 años, ha sido la fuerza gravitacional de varios proyectos recientes que exploran la hibridación racial, la inseguridad de la identidad, la niñez-maternidad-maternidad y la blancura en la intersección de culturas y generaciones.