IVÁN CÁCERES
Hay rayos de luna que no son de este mundo que puedo desblodar
01:21
2012
Los rayos de la luna y el ser que la habita transforman el deseo en un objeto que combina, verticalidad y redondez, entre juegos generadores de líneas que vuelven en sí imaginarias, repetidas, hacia el infinito; hacia ese destino todavía no descifrado, entre pensamientos, gritos y fantasías sexuales concretando la creación de un mundo de plena soledad individual. Cuando un objeto de fantasía o algo imaginado del espacio exterior entra en la realidad común, la textura de la realidad se vuelca y se distorsiona. Ahí es cuando el deseo se inscribe en la realidad. Por tanto, el deseo es una herida de la realidad cuando los rayos de la luna se distorsionan y dejan de ser de este mundo, que ahora puedo desdoblar.