> EUGENIO MERINO/ INDECLINE (esp/col)
Freedom kick: México
3:32
2020
Según el médico de Trump, su salud es «asombrosa», lo que significa que debería estar en forma para disfrutar de un poco de fútbol, siempre y cuando todos defiendan la bandera, por supuesto. Hay ironía en el hecho de que el dictador de dibujos animados de Estados Unidos finalmente pueda visitar su muro y ver lo que los mexicanos piensan de él desde una perspectiva tan intensamente cercana. Es una parada de pelota decente, aunque dudo que frene la migración tanto como su beligerante supremacía blanca. Si Estados Unidos es tan grande durante su mandato, ¿cómo es que la gente no parece tan entusiasmada por venir? A juzgar por el atletismo exhibido aquí, desde luego no es el muro.
El fútbol, con su énfasis en el trabajo en equipo y el sacrificio colectivo, siempre ha cruzado fronteras con facilidad, pero también lo han hecho diferentes tipos de ideología. El nacionalismo también es una plaga, y en sus inicios fue igual de difícil predecir su efecto en nuestra cultura y nuestra política. Se extendió silenciosamente por Internet, lo que significa que nadie vigilaba para garantizar el juego limpio. Y ahora, Estados Unidos está aprendiendo por las malas lo frágil que puede ser la democracia.
Freedom Kick es un llamamiento al sentido estadounidense de la justicia como un partido entre dos equipos opuestos. Las reglas están pensadas para protegernos de los tramposos. Creemos que ha llegado el momento de reajustar el juego, antes de que tengamos que pasar otros cuatro años viendo cómo un desastre con pañuelo de hamburguesa y charlatán va cojeando por el campo sembrando el odio. El juego debe ser bonito, aunque sólo sea eso.
Al fin y al cabo, el fútbol es un juego de amor. Pidamos cuentas a nuestros jefes de Estado. Si no, ellos nos pedirán cuentas a nosotros por nuestra apatía.
According to Trump’s doctor his health is “astonishing,” which means he should be in decent enough to shape to enjoy a little football, as long as everybody stands for the flag, of course. There is irony in the fact that America’s cartoon dictator finally gets to visit his wall and see what those in Mexico think of it from such an intensely close perspective. It makes for a decent ball stop, although doubtful it slows migration near as much as his belligerent, white supremacy. If America is so much greater during his tenure, how come people don’t seem as enthusiastic about coming over? Based on the athleticism displayed here, it certainly isn’t the wall.
Football, with its emphasis on teamwork and collective sacrifice, has always crossed borders with ease, but so have different kinds of ideology. Nationalism is a plague too, and at its outset, it was just as hard to predict its effect on our culture and politics. It spread quietly on the Internet, which means no one was watching to ensure fair play. And now, America is learning the hard way how fragile democracy can be.
Freedom Kick is an appeal to the American sense of justice as a match between two opposing teams. The rules are meant to protect us from cheaters. We believe it is time to reset the game, before we have to spend another four years watching a cheeseburger-scarfing, bloviating mess hobble up and down the pitch spreading hate. The game should be beautiful, if nothing else.
After all, football is a game of love. Let’s hold our heads of state accountable. Or else they will hold us accountable for our apathy.