
> EMANUEL TOVAR
Pequeño poema infinito
2020
En un afán por comprender la naturaleza del ser humano, Emanuel Tovar (Guadalajara, México, 1974) traza líneas que transitan entre la dimensión material y la dimensión espiritual. La repetición de un proceso para lograr su perfeccionamiento, la energía y el esfuerzo físico que el individuo invierte constantemente en el trabajo para producir o construir algo y la manera en la que este engranaje nos condiciona o somete en una inercia que parece limitarnos al terreno material y disociarnos del estado espiritual.
Vacío, infinito, repetición, transmutación, tragedia, exilio, soledad y muerte son conceptos alrededor de los cuales gira la exposición Pequeño poema infinito, título tomado de un poema de García Lorca. Traslapando distintos espacios, tiempos y disciplinas, reflexiona sobre la construcción de la identidad y el sentido de la existencia. En la memoria de Tovar, ciertas imágenes y frases parecen repetirse y perpetuarse. Desde ahí genera ciertos paralelismos con algunas de las ideas de tres grandes referentes: Federico García Lorca, Mathias Goeritz y José Clemente Orozco.
La exposición recorre tres vetas que en momentos se cruzan. La primera, toma como punto de partida la vida y obra de Lorca. En un primer acercamiento Tovar recuerda vagamente sus participaciones en el teatro callejero, donde su maestro declamaba versos de Lorca que siguen repitiéndose en su memoria como la vibración de una cuerda de guitarra. Así, proyecta una serie de dibujos donde fragmentos de los poemas de Lorca se repiten y sobreponen en una línea que parece rebasar los límites del papel, pulsando ante la mirada y generando horizontes difusos.
A partir del homenaje realizado a Lorca en 1935 por el compositor mexicano Silvestre Revueltas, Tovar desarrolla la obra homónima a la muestra, Pequeño poema infinito, que consiste en una acción performática en un trabajo colaborativo con el músico gallego Samuel Diz, donde la tragedia, la desdicha y desventura se enmarcarán en una nueva composición, para ser interpretada a la guitarra, instrumento favorito del poeta. En una secuencia de repetición continua y generando una amalgama de sonidos trágicos y melancólicos, que parecieran infinitos, la acción se enmarcará en el momento de mayor vulnerabilidad, a manera de metáfora del silenciamiento de Lorca.
Vocablo infinito es un video que registra la trayectoria circular recorrida por una persona mientras realiza el trabajo de mezclar cemento y agua con un azadón. El carácter cíclico del recorrido, de alguna manera, torna la labor de construcción en un acto poético; en un verso que se repite infinitamente. Conforme la persona recorre el círculo, va construyendo y destruyendo lo que creó anteriormente. El recorrido, de movimientos mecanizados y repetidos, nos recuerda el tiempo circular en una suerte de mantra silencioso. La materia se va solidificando y el trabajo se vuelve cada vez más pesado. A medida que el cemento fragua, los movimientos y ciclos quedan contenidos y registrados en la materia a manera de sedimentos.
Haciendo gala del animal predilecto del poeta y siendo éste un elemento de gran influencia e inspiración para él, se muestra el video Gloria Suspendida, en el que un caballo blanco se marcha y sale del cuadro, dejando sus huellas estampadas sobre lozas de barro fresco, en el medio de un cuarto de color rosa. Después de unos instantes regresa sobre sus propias huellas para volverse a marchar repetidamente.
En una segunda veta narrativa nos encontramos con obra escultórica elaborada con cemento y materiales remanentes de obras en construcción, que se adhieren a la arquitectura del espacio de forma parasitaria. También, se presenta una serie de esculturas hechas con cartón, retazos de madera y cemento, a manera de modelos arquitectónicos o maquetas, contrastando con el planteamiento de Goeritz en su Manifiesto de la Arquitectura Emocional, que habla de una conexión con el estado espiritual del hombre. Se encuentran estas construcciones, elaboradas de manera similar a como sucede en zonas urbanas periféricas, propias del caos y de la alteridad, donde se utilizan los materiales que están a la mano, dando cabida a una arquitectura precaria e improvisada. Estos objetos, ya sea como esculturas o como promesas de construcción, imprácticas e inútiles, nos recuerdan una experiencia donde la emoción tiene más que ver con un esfuerzo de transmutación de la decadencia.
En una tercera línea, Tovar toma como referencia los cuadernos de Orozco, que plantean cuestiones esenciales en la realización formal como orden, previsión y rigor geométrico, para desarrollar la serie de pinturas Rebote cósmico, donde el tiempo, la estructura, el espacio, la luz y la oscuridad serán los actores. Aludiendo a esta dialéctica se desprende el interés por estudiar uno de los capítulos de la producción sobre la forma abstracta de uno de los artistas mas importantes del arte mexicano, una serie de obras que abordaba el interés por la composición geométrica de la forma.
Pequeño poema infinito es un recorrido que desdibuja las formas para encontrar los rasgos intangibles y poéticos de las acciones humanas, buscando construir un momento para las emociones, las ideas y el pensamiento, en contraposición con la materia, los objetos y los espacios.